Historia del

Colegio

Rioclaro

Barquisimeto

En los primeros años de la década de los setenta, un grupo de padres de familia de Barquisimeto, comenzaron a plantearse la necesidad de buscar una institución educativa que respondiera a los principios que ellos procuraban inculcar a sus hijos en sus hogares: una profunda formación en los valores cristianos, el cultivo de las virtudes humanas, una educación personalizada, y por supuesto, alta calidad académica puesta al servicio de la sociedad. Muchas de estas ideas fueron escuchadas por ellos de los mismos labios de San Josemaría Escrivá de Balaguer quien, en su labor pastoral, animaba a padres y madres de familia alrededor del mundo a asumir un rol protagonista en la educación de sus hijos, impulsando iniciativas de enseñanza con los principios adecuados.

Para aquel entonces, ya funcionaban en Caracas y Maracaibo los liceos Los Arcos y Los Robles respectivamente, guiados por esos principios educativos. De este modo, se iniciaron las conversaciones con AYSE (Asesoramiento y Servicios Educativos), organización que dirigía estos colegios.

En abril de 1975 se inició la búsqueda del sitio donde funcionaría el nuevo colegio. En mayo, Abelardo Riera, José Serra y Alfredo Pérez Febres, visitaron la Hacienda las Trinitarias en la antigua carretera hacia Caracas. Les gustó. Era una hacienda con sembradíos de caña de azúcar y con ganado de leche, con abundancia de árboles, una laguna, dentro de una gran extensión que le daban un encanto particular. A partir de ese momento, se intensificó la promoción de las familias, se comenzaron las negociaciones para la compra del terreno, y los contactos con el Ministerio de Educación para la inscripción legal del nuevo colegio. Asimismo, comenzó la contratación de los profesores, todos oriundos del Estado Lara. El martes 16 de septiembre de 1975 se comenzaron las clases con un pre-escolar y la primaria: 96 alumnos en total y 63 familias.

Más de 45 años han transcurrido. La tarea no ha sido fácil. Las satisfacciones y los frutos han sido muchos. Ha valido la pena todo el esfuerzo.